Es engorroso el tener que fundamentar nuestro artículo sobre monosílabos que llevan tilde no por la enseñanza a las nuevas generaciones de niños y jóvenes en edad escolar o de aquellas personas a las cuales se les escapa un gazapo o un conocimiento al cual la Real Academia Española de la Lengua (RAE), cambió en su perenne adaptación a los modismos y tendencias, que en ocasiones, socavan al propio castellano y la polisemia de la palabra.
Nos estamos refiriendo a aquellas personas que poseyendo títulos universitarios en medicina, derecho, arquitectura, economía y mucho más grave, quienes son graduados universitarios en comunicación social, educación inicial o diversificada, idiomas, tecnología de la comunicación e información (TIC) y se dedican a realizar artículos, dictar clases, trabajar en información, generador de caracteres o en redacción web, no se ocupen de actualizar, preguntar o verificar como se escribe dí o di, la diferencia entre tenia y tenía, el queísmo y el dequeísmo, colocar indebidamente coma antes de la Y, entre otras fallas vergonzosas.
Los seres pensantes debemos estar abiertos a la crítica, la verificación, el actualizar conocimientos y evitar la pobreza del lenguaje, porque tanto nuestras expresiones verbales como las expresiones escritas ameritan ser el mejor de los legados para las nuevas generaciones y reforzar nuestros propios valores, así como honrar nuestros estudios y lecturas cotidianas.
No es asunto pequeño el estudiar a los monosílabos que llevan tilde, aunque sea un tema corto.
Los que no lo llevan
Éstos son aquellos cuyas palabras tienen una sola silaba con acento de intensidad, llamados de común monosílabos tónicos y a los cuales no se les coloca tilde, incluso si se tratan de palabras agudas.
Los ejemplos universales de monosílabos que no llevan tilde son: Mar, seis, soy, fue, Dios, da, sal, mes, vio, dio, fui, ti y fe.
En algunos países latinoamericanos, llaman a este caso acento prosódico, que es una manera de explicar que el acento se encuentra en la pronunciación, pero que no debe ser reflejado en la escritura, como el cambio de hace menos de una década realizado por la RAE al monosílabo guion que antes sí se acentuaba (guión).
Hasta la década de los cincuenta, las palabras vio, dio, fue y fui eran monosílabos que llevan tilde, pero se fueron anexando a la regla de las palabras anteriormente citadas y dejaron de tenerlo.
Caso extraño, debido a un barbarismo, falta de compresión o mala asociación de la norma, fue el de la palabra Fe. En diversos poemas y encíclicas se ha descrito que “la Fe se acentúa…”, refiriéndose al énfasis en tenerla. Muchos lo tomaron ad literae y hasta en diarios se vio con acento. Tomó décadas corregir ese error que incluso los primeros auto correctores de Word en español, lo poseían.
Monosílabos que llevan tilde
Gracias a la regla de la tilde diacrítica, la cual aplica cuando un monosílabo tónico ofrece la misma forma (homófona y homógrafa) que un monosílabo átono y, pudiendo llegar a crear confusión alguna, se distinguen añadiéndole a los tónicos un acento que les transforman en monosílabos que llevan tilde.
Dichas palabras se pueden –y se deben- acentuar, siendo monosílabos, porque las mismas conllevan una acción, una sumatoria o describen a una persona. He aquí las más comunes en el español y que ustedes, seres pensantes, han de volver sus mantras de redacción.
Dé: proviene del verbo dar.
Él: pronombre personal.
Más: adverbio de cantidad.
Mí: pronombre personal:
Sé: forma que proviene de los verbos saber y ser.
Sí: pronombre reflexivo o adverbio de afirmación.
Té: sustantivo.
Tú: pronombre personal.
Qué: a manera de pregunta o exclamación.
Cuál: a manera de pregunta o exclamación.
Quién: pronombre personal. Aplica a manera de pregunta o exclamación.
Cuán: adverbio de cantidad.
Aún: adverbio de tiempo que equivale a todavía.