MITO DE PASÍFAE
En la mitología griega, Pasífae (del griego “la que brilla para todos”) era la hija de Helios y la ninfa Creta (también llamada Perseis). Era hermana de Circe y Eetes. Fue criada como una princesa en la Cólquida, una ciudad-reino que se encontraría en lo que hoy en día conocemos como Georgia, y después dada en matrimonio al rey Minos de Creta.
Mito de Pasífae y el toro
Según algunos autores, Minos, uno de los reyes de la ciudad de Creta, no quiso sacrificar a un toro blanco que debía entregar al dios Poseidón, debido a su belleza, fuerza y robustez, perdonándole la vida.
Más tarde, Poseidón liberó al toro, dejándolo vagar por el mundo entero e hizo que Pasífae se enamorase de este. Entonces, Pasífae confió su pasión por el toro a Dédalo, el famoso guerrero ateniense que vivía desterrado en la ciudad, con el cual Pasífae mantenía una relación cercana de amistad.
Dédalo prometió ayudarla y construyó una vaca de madera hueca, que más tarde cubrió con piel de vaca, le puso ruedas ocultas bajo las pezuñas para facilitar su movimiento y la llevó a la pradera cercana a la ciudad de Gortina, lugar en el que el toro de Poseidón pacía bajo los árboles, entre las vacas de Minos.
Luego de que Minos le enseñara a Pasífae cómo se abría la puerta corrediza situada en la parte trasera de la vaca, y de ayudarla a entrar con las piernas metidas en la zona trasera, se retiró del campo.
El toro blanco no tardó en acercarse y montar a la vaca de madera, de modo que Pasífae vio satisfecho su deseo.
Cierto tiempo más tarde, Pasífae dio a luz al Minotauro, cuyo nombre procede de “Minos” y “tauro” (toro), criatura con cabeza y cola de toro y cuerpo humano.
Otras versiones
Otros autores dicen que Pasífae había dejado de acercarse, durante varios años, a la diosa Afrodita, quien la castigó haciéndole sentir ese deseo zoofílico por el toro blanco.
Encarcelamiento en el laberinto
Minos consultó a un oráculo para saber cómo podía ocultar mejor el escándalo de la aventura con el toro y evitar así la deshonra de Pasífae por parte del resto de los dioses.
La solución que tomó Dédalo fue que Minos pasase el resto de su vida en un laberinto sin salida, en cuyo centro se ocultarían Pasífae y su hijo el Minotauro.
Según el autor Ovidio, en cambio, sólo se encerró al Minotauro en el laberinto, y no a Pasífae, ya que el hijo de esta era la única prueba viva de su relación con el toro.
En Esparta
En el mundo griego, Pasífae era adorada como una diosa en la ciudad de Tálamas, fuera de Esparta. Algunos escritos geográficos describen el santuario a la diosa Pasífae como pequeño, situado cerca de un río de aguas claras, y rodeado por estatuas de bronce de los dioses Helios y la propia Pasífae.
Con frecuencia se relacionaba a Pasífae con las diosas Hera e Ino, ya que juntas formaban la denominada “Triple Diosa”, una figura mitológica por la cual las tres diosas dependían de las otras. Esta se representaba además en los actos relacionados con cualquiera de las tres diosas, donde se sentaba la sacerdotisa.