EL TEATRO ÉPICO
El teatro épico, también conocido como teatro político, es un subgénero dramático que surge a principios del siglo XX gracias al director alemán Bertolt Brecht. Brecht buscaba el desarrollo de un teatro más comprometido con las causas sociales de su época.
BIOGRAFIA DE BERTOLT BRECHT
Eugen Berthold (Bertolt) Friedrich Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en Baviera, Augsburgo, en el seno de una familia próspera. Creció en su pueblo natal y desde su adolescencia conocía su vocación de escritor.
En 1917 comenzó a estudiar medicina en Múnich. Se ve olbligado a interrumpir sus estudios para trabajar como médico militar en Augsburgo durante la Primera Guerra Mundial.
Con veinte años escribió su primera obra teatral, Baal. Entre 1918 y 1920 escribió una pieza sobre la revolución alemana con el nombre de Tambores en la noche.
Durante su vida estuvo casado dos veces y tuvo cuatro hijos. Uno antes de estar casado y con otramujer que nunca llegó a ser su esposa.
En 1924 se traslada de Augsburgo a Múnich, y de ahí a Berlín, ciudad con una cultura exuberante. Allí fundaría una productora y es en contacto con artistas socialistas.
En la segunda mitad de los años 20 se había convertido en un comunista que buscaba objetivos políticos con sus obras, como con Mann ist Mann (1926). La creación del teatro épico ocurre de manera paralela al desarrollo de su pensamiento político a partir del 26.
Con 30 años publica La ópera de los dos centavos, una obra (su mayor éxito) en la que critica el orden burgués representándolo como una sociedad de delincuentes, prostitutas, vividores y delincuentes. Esta obra fue llevada al cine en 1931.
1933 abandona Berlín y huye a Dinamarca tras la toma de poder de Hitler. Brecht vivió allí cinco años y después pasó por Suecia, Estocolmo, Helsinki y por último Estados Unidos; donde se asentó en California hasta que tuvo que abandonar el país tras ser perseguido por sus ideas políticas. Viajó a Suiza y más tarde volvió a Berlín (del Este). Morirá allí debido a una inflamación en el pulmón el 14 de agosto de 1956.
CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO ÉPICO O BRECHTIANO
En el teatro épico destaca el uso de la ilusión con la que se logra que el espectador se distancie de lo que sucede en escena y pueda formar un juicio crítico propio. Este alejamiento era denominado por Brecht como “efecto de alineación” y era creada gracias a la aparición de recursos escénicos como carteles e incluso anuncios que crean una interrupción en la acción o mediante la comedia, con la música y canciones populares.
Otra característica destacada del teatro épico brechtiano es la importancia del gestus. Otro punto significativo de este tipo de teatro es la aparición del héroe no trágico; es decir, personajes humanos que sienten miedo y cometen errores. Por último cabe mencionar el carácter episódico de las obras.
El gestus
El gestus es una actitud física o un gesto que representa la situación social de una época determinada y a la cual pertenece el personaje. Tiene un principio, un desarrollo y un final. También cuenta con una parte denotativa (destaca un gesto social) y otra connotativa (añade un valor emblemático a una determinada clase social).
EL TEATRO ÉPICO DE BRECHT: RUPTURA CON LO PREESTABLECIDO
Para Brecht el teatro épico tenía un desarrollo lento que daba lugar a la reflexión. Y a pesar de que las manifestaciones épicas habían existido con anterioridad (en manifestaciones orientales y el teatro medieval), Bertolt consigue unificar los diferentes conceptos relacionados con el mismo. Lo desarrolla y aumenta su popularidad. En un momento más avanzado en su carrera, el dramaturgo emplea el término de Teatro Dialéctico para destacar la importancia del debate y la argumentación en el mismo.
El teatro brechtiano surge en oposición al drama realista, encabezado por Stanislavski. Brecht está en contra de los argumentos que manipulan al espectador y que utilizan la emoción en su grado máximo que intenta que la audiencia se sumerja en el mundo de la obra. Brecht se centra en lo político y social alejándose del público. Generando obras contrarios al Teatro Aristotélico que busca la identificación del espectador con el personaje (catarsis).
En el teatro épico la audiencia crea sus propias opiniones convirtiéndose en un “espectador productivo”