La sala espera silencio y claridad. Frente al juez descansa un documento que debe hablar con precisión y sin adornos. Ese documento recibe el nombre de informe pericial psicologico. Su elaboración exige método, rigor ético y una escritura que concilie ciencia y lenguaje jurídico. El profesional que lo redacta calibra cada palabra como si midiera el pulso de la causa. Conoce que un matiz puede inclinar la balanza y que la opinión experta ha de basarse en hechos observables. El camino que sigue el informe comienza mucho antes de la firma. Empieza en la definición clara de objetivos y termina, todavía vivo, cuando se expone ante el tribunal.
Definición y finalidad
Todo trabajo pericial parte de una pregunta concreta. El juez o la parte solicita determinar capacidad, credibilidad, daño psíquico, necesidad de tutela. Cada objetivo delimita el campo de examen y evita derivaciones estériles. El psicólogo formula hipótesis iniciales que guían la selección de herramientas. Sin esa brújula la exploración se diluye. El informe no pretende curar ni acompañar, sino describir y argumentar con base empírica. La finalidad orienta el tono, la extensión y hasta la elección de citas bibliográficas. De ese planteamiento depende la pertinencia del resto del proceso evaluativo.
Recopilación de información
Se reúnen documentos médicos, expedientes escolares, partes policiales, grabaciones si las hubiera. Nada se descarta a primera vista. El contexto vital del evaluado, su historia familiar, los antecedentes clínicos ofrecen claves que luego se contrastan en la entrevista. Este acopio inicial permite advertir inconsistencias y anticipar áreas sensibles. El profesional revisa también la normativa vigente, las sentencias análogas, los criterios diagnósticos que avalan sus interpretaciones. Cada dato se consigna con fecha y procedencia para garantizar trazabilidad. El orden en el archivo facilitará que cualquier parte revisora confirme la cadena de custodia de la información.
Aplicación de pruebas y entrevistas
La fase empírica se despliega en un espacio cómodo y neutro. Se emplean pruebas psicométricas estandarizadas, escalas de simulación, inventarios de personalidad. El evaluado recibe instrucciones claras y tiempo suficiente. Se administra más de un instrumento para reducir el sesgo y se combinan técnicas cuantitativas con cualitativas. La entrevista clínica semiestructurada permite explorar áreas que el cuestionario no cubre. El perito observa conducta no verbal, coherencia discursiva, nivel de insight. Si la situación lo exige, se realizan entrevistas colaterales a familiares o docentes. Cada sesión se describe con duración, condiciones y percepción global del entrevistado.
Análisis y redacción del contenido
Concluida la recogida de datos, el psicólogo cruza resultados. Se contrastan índices de validez, se interpretan puntuaciones brutas según baremos pertinentes y se detectan posibles indicadores de simulación. El análisis integra la teoría con la singularidad del caso. La redacción adopta estructura clara introducción, metodología, resultados, discusión. El lenguaje evita jerga innecesaria y explica términos técnicos la primera vez que aparecen. Se emplean oraciones breves, ritmo sosegado, precisión léxica. Las citas de manuales diagnósticos y estudios de referencia se insertan para respaldar conclusiones. Cada afirmación se liga a evidencia concreta, nunca a impresión personal.
Presentación ante los tribunales
El documento llega a la vista oral y el perito lo defiende con serenidad. Responde a preguntas de fiscales y defensas, aclara conceptos y mantiene la misma línea de argumentación escrita. No introduce datos nuevos. La exposición se apoya en copias simples de gráficos o tablas para facilitar la comprensión de jueces y abogados. El tono permanece neutral sin perder calidez humana. El experto escucha, concede pausas, reformula si una pregunta induce a confusión. La firmeza nace del trabajo previo y de la coherencia interna del informe. Cuando termina su declaración, el perito entrega la palabra al tribunal con la certeza de haber contribuido a una decisión más justa.