El consumo excesivo se apodera de un gran porcentaje de personas.
Hoy en día todas las personas consumen, pero algunas más que otras. Esto es debido a que muchas personas sienten el impulso de consumir más allá de sus necesidades.
Todo el mundo debería tener la iniciativa de molestarse en mirar qué productos consumen, ya sea ropa, comida…Algunos productos que sean consumidos pueden provocar efectos nefastos, como múltiples enfermedades. La explotación de la mano de obra podría reducirse si llevamos a cabo un consumo responsable.
El conjunto de la sociedad se suele dejar guiar por diversos anuncios y esto, no hace otra cosa que perjudicarnos, ya que nos limita nuestra capacidad de decisión, así como de libertad.
El consumo excesivo se está apoderando de un gran número de personas, por lo que debemos ponerle freno y tener muy claro lo que necesitamos. Existen personas en las que su vida gira en torno al consumo, consumir es la única cosa que les hace felices, con esto se sienten realizados. Por lo tanto, algunas personas llegan a tal extremo, que incluso llegan a necesitar ayuda de especialistas en el tema.
Tal vez tendríamos que concienciarnos que un consumo irresponsable no trae otras cosas que no sean desventajas para el conjunto de la sociedad, como sería la contaminación. Para poner fin a esta temible situación, deberíamos comprometernos a actuar por el bien de la sociedad. Para ello, podríamos aportar nuestra ayuda: reciclando, evitando comprar productos no biodegradables, evitar consumir tabaco, consumir alimentos ecológicos…
Compras y más compras
Considero que vivimos en una sociedad que gasta muy por encima de sus necesidades, llegando incluso a comprar determinados productos para sentirse superiores, más fuertes. Las apariencias ocupan un lugar muy destacado en nuestra sociedad. Un ejemplo muy claro estaría en Navidad, cuando las familias compran excesivamente regalos. En Navidad surge el impulso de gastarse todos los ahorros ¡La verdadera felicidad no equivale a un consumo irresponsable!